Han pasado ya varias semanas sin escribir…me di cuenta que estaba escribiendo muy down y no me gustó tanto. Me dije a mi misma, ¿cómo te va a costar tanto esto de salir de la zona de confort?
El síndrome de la impostora hace tan bien su trabajo que casi es imposible que no esté presente en cada paso que das.
Pero qué redescubrí…redescubrí el soltar, relajarse y volver a quererme más.
Me di cuenta que me estaba castigando demasiado por no saberlo todo, por no sentirme súper cómoda en mi nuevo trabajo, por no ser de esas personas que logran ver el trabajo solo como eso, un trabajo y nada más. Me traté mal la verdad, me puse en el lugar de víctima y las quejas empezaron a inundar mi cabecita. Volvió un poco la inseguridad a mi. Puedo decir incluso, que hasta me puse un poco triste.
Pero decidí soltar…hice un viaje, que me llevó muy lejos de todo y de todos. Que también me hizo desafiar mis propios miedos (tengo miedo a algunas cosas puntuales, una de esas, es volar y ¡me encanta viajar!) decidí disfrutar y dejar de tratarme mal. Decidí dejar de hablarme en negativo. Y solté. Solté las ataduras de esas cadenas que me estaban impidiendo agradecer y disfrutar y justamente eso hice, disfrutar el proceso. De los propios juicios que hacía sobre mi. “Soy miedosa”, “soy cobarde”, “no me la puedo”….los cambié por “le tengo miedo a algunas cosas”, “tengo coraje”, “si puedo…”.
Es increíble que cuando cambias tu discurso interior, ¡¡¡todo cambia!!! Y hoy, estoy muy feliz. Feliz y agradecida. Feliz porque estoy disfrutando, aprendiendo, pasándolo bien y dando lo mejor de mi. Agradecida, por las oportunidades que he aceptado en la vida. Se que si escribo mucho sobre las oportunidades, me van a decir que no son suerte sino que me las he ganado, pero como he escrito otras veces, creo que la suerte sí influye un poco, pero sin duda, la determinación de estar dispuesta a decir SI cuando te ofrecen un desafío. Y tan solo por haber dicho sí, me siento valiente.
En este post, quiero invitarte a que seas consciente cuando te estés tratando mal…cuando el síndrome de la impostora te abrace para amablemente invitarle a salir (si no has leído el libro, es una buena inversión…yo de nuevo lo estoy leyendo)…mírate al espejo y ve todo lo que has enfrentado y hecho por ti, por los demás y agradecer…por cada paso dado y por cada mal paso también, estoy segura, que de ese mal paso, algo bueno, aunque demoró, salió.
¡A practicar el sano arte de soltar!
PD: ya les contaré de mi viaje al otro lado del mundo…donde debí soltar, hasta mi maleta que nunca llegó 🫠
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