¿Te pasa que hay días que te despiertas con toda la energía del mundo? Amaneces muy motivada y saltas de tu cama con ganas de sacar adelante todas tus tareas pendientes.
Incluso puede que te levantes hasta 1 hora antes con esa energía de partir el día conectándote contigo misma primero, a través de una meditación, una clase de yoga, o saliendo a dar ese paseo con tu perro en calma y no a las carreritas como siempre.
Pero lo cierto es que no todos los días nos levantamos así. Hay muchos otros días donde la energía sencillamente, no nos acompaña, no nos sentimos motivadas a ninguna de esas actividades ni mucho menos con el trabajo. Es en este estado cuando perdemos un poco el rumbo, y la verdad comenzamos el día reaccionando a lo que nos piden, partiendo por abrir el correo electrónico y contestar "los más importantes", asistir a reuniones donde no entendemos mucho cuál es nuestro aporte, ejecutando tareas "urgentes" para los demás. Terminamos el día agotadas y con esa sensación de no haber avanzado en lo importante.
Es aquí donde se hace fundamental conocer y manejar herramientas de productividad que impacten en tu autogestión y te ayuden a retomar el rumbo.
Los niveles de motivación varían, y no todos los días vamos a lograr lo que nos proponemos. Disciplina y compromiso es los principal cuando las emociones no nos acompañan.
ATENCION: ESCUCHA A TU CUERPO!
Estar conectada y atenta a lo que estas sintiendo es fundamental.
Cuando sientas que tu motivación no es la misma piensa, ¿por qué me estoy sintiendo así?
Asegúrate de estar cuidando de tu cuerpo, mente y corazón.
Si llegas a la conclusión que solo fue una mala noche, pues date ese empujón, de lo contrario también será sabio detenerte y tomarte el tiempo que necesites para volver a tu centro.
Tener claridad de POR QUÉ haces lo que haces y PARA QUÉ serán de gran ayuda esos días que necesites darte un empujón.
Asumir compromisos contigo misma, de esos que sabes que te ayudan, como por ejemplo levantarte más temprano y empezar el día contigo misma, son un excelente hábito. Aprender a vivir en equilibrio, es estar atenta a ese balance entre la motivación y la disciplina. Tener rutinas claras que te funcionan y te hacen terminar el día con esa sensación de satisfacción, será la mejor herramienta para volver a ellas cada vez que lo necesitemos, porque solo nosotras sabemos lo que nos hace bien. ESCUCHATE SIEMPRE.
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